lunes, 3 de abril de 2017

Fórum provincial de manejo integrado costero



El tercer fórum provincial de manejo integrado costero sesionó el  24 de marzo en Isabela de Sagua presidido por la Doctora María del Carmen Velazco Gómez, delegada del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Villa Clara. Más de 50 investigaciones defendieron en 3 comisiones de trabajo representantes de los municipios costeros de la provincia, de ellas 10 fueron presentadas por defensores del entorno marítimo sagüero.
Entre las principales temáticas abordadas en las ponencias de los especialistas del territorio destacan acciones socioculturales, el papel de los medios de comunicación en la educación ambiental así como proyectos comunitarios en el poblado isabelino.

El lenguaje que se emplea a bordo



Una de las cosas más fascinantes de la navegación es el lenguaje que se emplea a bordo. En la jerga del mar,  el viento no gira sino que rola por eso en los minutos finales del espacio  quiero compartir contigo lo aprendido junto a los más experimentados pescadores del poblado. El mar es todo un mundo que tiene su propio lenguaje y  este no se ha desarrollado por snobismo sino para asegurarse que se dan las citas, órdenes u indicaciones correctas, de manera que el receptor del mensaje responda con un gesto determinado.  Embarcados, no tenemos una parte a la izquierda o a la derecha sino que tenemos babor o estribor. Tampoco existen delante y detrás, sino proa y popa. Hay un dicho marinero que nos dice: en un barco no hay más cuerda que la del reloj. Y es que las cuerdas son cabos.
En este léxico particular encontraremos palabras típicamente marineras: ensenada, jarcia, bergantín, tajamar, goleta, halar, escota, pleamar, cangreja, orzar. También existen otras  conocidas, familiares y hasta famosas, como babor, sotavento, nao, carabela, grumete, corso, gallardete, quilla, eslora, bitácora y muchas más. Otras no nos resultarán tan populares: estay, bolina, codaste, bao, flechaste, baluma, jabeque. No faltan  bellas expresiones como: rosa de los vientos, junto a otras, quizá absolutamente desconocidas pero muy propias del mar: mastelerillo de perico, ponerse en facha  o  puño de amura.