lunes, 3 de abril de 2017

El lenguaje que se emplea a bordo



Una de las cosas más fascinantes de la navegación es el lenguaje que se emplea a bordo. En la jerga del mar,  el viento no gira sino que rola por eso en los minutos finales del espacio  quiero compartir contigo lo aprendido junto a los más experimentados pescadores del poblado. El mar es todo un mundo que tiene su propio lenguaje y  este no se ha desarrollado por snobismo sino para asegurarse que se dan las citas, órdenes u indicaciones correctas, de manera que el receptor del mensaje responda con un gesto determinado.  Embarcados, no tenemos una parte a la izquierda o a la derecha sino que tenemos babor o estribor. Tampoco existen delante y detrás, sino proa y popa. Hay un dicho marinero que nos dice: en un barco no hay más cuerda que la del reloj. Y es que las cuerdas son cabos.
En este léxico particular encontraremos palabras típicamente marineras: ensenada, jarcia, bergantín, tajamar, goleta, halar, escota, pleamar, cangreja, orzar. También existen otras  conocidas, familiares y hasta famosas, como babor, sotavento, nao, carabela, grumete, corso, gallardete, quilla, eslora, bitácora y muchas más. Otras no nos resultarán tan populares: estay, bolina, codaste, bao, flechaste, baluma, jabeque. No faltan  bellas expresiones como: rosa de los vientos, junto a otras, quizá absolutamente desconocidas pero muy propias del mar: mastelerillo de perico, ponerse en facha  o  puño de amura.

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